viernes, 14 de octubre de 2011

Decrecimiento, ¿una opción viable?

Reportaje


1. ¿QUÉ ES EL DECRECIMIENTO?
El Decrecimiento nace como una respuesta al mito del crecimiento del sistema capitalista. En el neoliberalismo hay una tendencia a la producción descontrolada, sin que se tenga en cuenta las necesidades humanas, los recursos naturales del planeta o las desigualdades sociales que este crecimiento produce. El Decrecimiento se plantea como la solución para permitir que podamos seguir disfrutando de un planeta habitable y su herramienta es rebajar el PIB de los países para frenar un crecimiento económico ilimitado que no es compatible con los recursos finitos de la Tierra.
La filosofía del Decrecimiento como tal es bastante, novedosa ya que aparece en 1971 de la mano de Nicholas Georgescu-Roegen y su libro The Entropy law and the Economic Process, aunque sus ideas ya aparecían en otras corrientes anteriores. El Decrecimiento recoge ideas previas como la crítica al crecimiento, la austeridad, el equilibrio, el respeto a la naturaleza o el compromiso social. Algunos de estos conceptos vienen del siglo XIX y de la crítica del pensamiento anti-industrial, representado en EEUU por Henri David Thoreau y en Rusia por Lev Tolstoï y su crítica al Estado. Ya en el siglo XX las ideas de respeto al planeta se fueron concretizando tras el informe del Club de Roma y la aportación de economistas como Herman Daly y todavía más recientes como Serge Latouche, uno de los grandes impulsores del Decrecimiento en la actualidad.

Antes de profundizar en la definición hay que hacer una advertencia. En su libro Apuesta por el Decrecimiento, Serge Latouche afirma que “no se puede hablar exactamente de ‘teoría del decrecimiento’ tal como han hecho los economistas de las teorías del crecimiento”. En lugar de ser una proposición cerrada, Latouche, citando a Paul Aries, se refiere al Decrecimiento como una “palabra obús”, una forma de “romper el lenguaje estereotipado de los adictos al productivismo”. El economista francés piensa que el Decrecimiento debería de ser llamado “acrecimiento” para poder tener un uso similar a “ateísmo” en términos religiosos, ya que funcionaría como un toque de atención para los fieles del “crecer por crecer”. Según Latouche “el decrecimiento es simplemente un estandarte tras el cual se agrupan aquellos que han procedido a una crítica radical del desarrollo”. Esta amplitud de miras del movimiento le ha servido tanto para aglutinar a una gran cantidad de personas y colectivos tras su “estandarte”, como para recibir críticas al ser considerado como un concepto vacío.
En lo que sí que están de acuerdo todos los que defienden el Decrecimiento es en rechazar cualquier tipo de crecimiento, incluso el “desarrollo sostenible”. Los decrecentistas piensan que aunque al crecer se intente limitar el impacto de la huella ecológica, cualquier tipo de desarrollo es malo de por sí por dos motivos. El primero es que en el capitalismo el crecimiento es ilimitado, ya que se piensa que cuanto más se produce más rápido mejora la calidad de vida, mientras que el consumo de recursos y su regeneración están cada vez más desfasados. El segundo motivo del rechazo es que cualquier tipo de crecimiento supondría poner trabas al propio decrecimiento, la verdadera consigna del movimiento. Pepa Gisbert, bióloga y miembro de Ecologistas en Acción, asegura en un artículo publicado en la revista El Ecologista que “mantener las políticas propias del crecimiento (economía de escala, competitividad y urgencia) más allá del clímax produce el deterioro de las condiciones de vida y dificulta la posibilidad de un descenso ordenado”. En cambio, Gisbert propone que los principios de escala reducida, eficiencia, cooperación, durabilidad permitirían poder descender el ritmo de producción sin afectar a la calidad de vida.
2. SEGUIDORES Y CRÍTICAS AL DECRECIMIENTO
Como se ha dicho anteriormente el Decrecimiento no es una hoja de ruta estricta donde se establezcan unas medidas a seguir para conseguir unos objetivos. En cambio, el Decrecimiento es una llamada de atención, una invitación a reflexionar hacia dónde lleva el actual sistema de su desarrollo. Al ser solo una crítica al liberalismo, ha conseguido aglutinar a una gran variedad de personas como economistas, biólogos, politólogos, analistas sociales, movimientos ecologistas y movimientos sociales en general, entorno a la idea de “vivir mejor con menos”.
La amplitud de seguidores del Decrecimiento se puede comprobar al ver los que participan en la Red de Decrecimiento de Sevilla. Este es el ejemplo del movimiento en una ciudad concreta como Sevilla pero la forma de organizarse y el tipo de grupos que participan son similares en el resto de ciudades. En el mapeo de la Red de Decrecimiento de Sevilla (http://www.meipi.org/sevilladecrece.meipi.php) se inscriben 13 organizaciones que se dividen en cuatro grupos. Estos cuatro grupos son los de Cultura y saberes, Comunidad, Economía y recursos y Campo y ciudad. En ellos se engloban asociaciones y organismos que van desde cooperativas de huertas ecológicas como Crestas y Lechugas, hasta desarrolladores de proyectos de gestión ambiental como mAzetas, pasando por librerías especializadas (La Fuga).
El Decrecimiento, como cualquier otra teoría, no ha tardado en conseguir detractores al mismo ritmo que seguidores. Las críticas al Decrecimiento han llegado tanto por la izquierda como por la derecha. Como explica el profesor de la UAM Carlos Taibo en el video sobre su conferencia sobre el Decrecimiento en Córdoba, la propia idea de decrecer es un concepto anticapitalista. La base del capitalismo es el continuo crecimiento de la producción y el consumo, así que apostar por el avance del Decrecimiento sería trabajar por el fin del capitalismo. En contra de esta teoría, los defensores del liberalismo creen que el problema del planeta no está en la riqueza sino en la propia pobreza. Según esta corriente, al crecer se descubren nuevos modos de producir que consumen cada vez menos recursos por lo que el planeta evolucionaría favorablemente. A su vez creen que las leyes de la oferta y de la demanda provocarían que se usaran los recursos más beneficiosos y renovables ya que cada vez sería más caro usar los tradicionales.
Además de la lógica oposición capitalista, el Decrecimiento ha recibido críticas de corrientes ideológicas de izquierda y comprometidas con el medioambiente. Entre estas corrientes destaca la crítica marxista y la tercermundista. Los marxistas diferencian dos tipos de crecimiento: uno que solo busca complacer a intereses particulares, que habría que eliminar o limitar, y otro que aumenta la calidad de vida del conjunto de la sociedad, que habría que fomentar. Los países pobres por su parte defienden que ellos necesitan aumentar la producción en muchos aspectos para llegar a conseguir una vida digna. De ambos temas opinó el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López, en una entrevista realizada específicamente para este trabajo. Torres asegura que el Decrecimiento “es una idea que tiene un componente muy positivo que es la respuesta a un afán de crecer que no tiene sentido pero que por otra parte tiene inconvenientes serios”. El profesor de la hispalense piensa que decrecer como única herramienta no sería producente pues “sería como el mito del crecimiento al revés: crecer más no garantiza el bienestar, pero tampoco crecer menos, sobre todo porque hay sociedades a las que les falta de todo”.
La falta de concreción teórica del Decrecimiento, el ser solo un “estandarte” como decía Latouche es otra de las críticas de Juan Torres. “El Decrecimiento creo que tiene bastantes vacíos teóricos, que no es operativo y que no conviene a los que no tienen nada”, defiende el economista. Para Torres el tomar el PIB como unidad de medida tampoco es posible ya que “es una magnitud muy torpe que no refleja el bienestar” y tampoco ve factible utilizar el índice de desarrollo del PNUD; “no hay una magnitud que contenga tanta mezcla heterogénea de elementos que al decrecer garantice que se van a satisfacer” concluye.
En lugar de decrecer Juan Torres apuesta por un crecimiento de la actividad y del empleo, pero siempre respetando el medioambiente. La producción debería de ser más racional “ya que no es lógico que en EEUU se tiren 40.000 móviles al día porque se producen millones que no sirven”, explica Torres. Frente al despilfarro, el profesor apuesta por “crecer mucho más a partir de ahora en educación, salud, atención a las personas, cuidados, bienestar, formas de vida compartidas…”, sobre todo en los países más desfavorecidos. En conclusión Juan Torres asegura que sería necesario “un reparto de la renta diferente, un equilibrio de poderes, la capacidad de que la gente tenga también capacidad de influir, de decidir, no sea solo los poderes financieros económicos” porque “las cosas no se hacen porque no haya dinero sino porque quien tiene poder de decisión no quieren que se haga”.
3. DECRECIMIENTO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Después de un seguimiento de las ediciones digitales de los medios de comunicación (anéxo 2) es posible afirmar que el Decrecimiento tiene una cobertura muy limitada. Durante el mes de marzo no se encontró ninguna noticia que aludiera a esta filosofía en los grandes periódicos de tirada nacional (El País, El Mundo, ABC, Público…). El Decrecimiento solo tuvo un hueco en periódicos regionales (debido a que se había celebrado un acto concreto, como por ejemplo una conferencia) y en publicaciones alternativas como Periodismo Humano (www.periodismohumano.com) o Rebelión (www.rebelion.org) donde si se hacía un tratamiento más cuidado y profundo del tema.
Que los grandes medios no hagan referencia a una corriente “anticapitalista” como define Carlos Taibo no es casual. Noam Chomsky y Edward S. Herman en su libro Los guardianes de la libertad realizan un estudio sobre los condicionantes inherentes al sistema, que provocan que unas noticias lleguen a tener relevancia en los medios y que otras no lo tengan. Estos filtros son la magnitud y propiedad de los medios de comunicación, el beneplácito de la publicidad, el suministro de noticias a los medios, el castigo informativo y el anticomunismo como religión, refiriéndose al bloqueo a cualquier tendencia contraria al capitalismo. El tapón que impide llegar al Decrecimiento a los principales medios de comunicación podría estar en cualquiera de los 5 filtros, pero actúa con especial fuerza en el primero y en el último. Como dice Juan Torres, los medios de comunicación son grandes empresas orientadas al beneficio de sus propietarios. Este tipo de empresas se beneficia del sistema, por lo que “los medios son herramientas para reproducir las lógicas del poder”. “Es muy difícil que el discurso alternativo, sobre todo el alternativo al poder existente, tenga una cabida importante en los medios de comunicación. Los medios producen y reproducen las condiciones del poder existentes”, explica el catedrático.
Para que el Decrecimiento y cualquier otra teoría alternativa tuviese una mayor presencia en la opinión pública, Juan Torres cree que los medios de comunicación deberían de ser principalmente más democráticos, para así reflejar los intereses generales y no los de sus propietarios. Un mayor reparto de los beneficios y un aumento de la pluralidad dentro de los propios medios servirían para acabar con la precariedad del periodismo y con la verticalidad vigente en la toma de decisiones. De este modo, el gran poder de los medios, el de construir un imaginario social, pasaría de sus propietarios a sus trabajadores y abriría la posibilidad de que discursos alternativos como el del Decrecimiento entraran en el debate diario.
4. CONCLUSIONES
En resumen el Decrecimiento se presenta como una ideología que busca cambiar el actual paradigma del desarrollo, la ilusión de que cualquier tipo de crecimiento de la producción y el consumo es bueno. En cambio propone un modelo más respetuoso con la Tierra en el que se mejore la calidad de vida de las personas al ser capaces de vivir en mayor armonía con un gasto menor de recursos. El Decrecimiento no es una teoría concreta sino una filosofía en la que se engloban muchos movimientos. Esta indefinición ha provocado que otros autores y corrientes también críticas con el capitalismo no confíen en el Decrecimiento por tener “muchos vacíos teóricos” en palabras de Juan Torres López. Que el Decrecimiento y otras tendencias por el estilo tengan su lugar en los medios de comunicación es fundamental, ya no solo porque puedan conseguir sus objetivos, sino porque contribuyan a crear un espacio de debate y de discusión que de lugar a una opinión pública libre, instruida y plural, un valor fundamental para cualquier sociedad democrática.
Fuentes
· Decrecimiento: camino hacia la sostenibilidad. Pepa Gisbert. El Ecologista nº 55
· Entrevista personal con el catedrático de Economía Aplicada de la US, Juan Torres López
· Conferencia Carlos Taibo en Córdoba http://decrecimiento-eh.org/decrecimiento/54-audio/97-carlos-taibo-crisis-economica-decrecimiento (visto 9 de marzo de 2011)
· Los guardianes de la libertad. Noam Chomsky y Edward S. Herman

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